jueves, 3 de abril de 2008

LOS FONDOS MARINOS: TRAS LOS PASOS DE NEMO Y COUSTEAU

Autores: Mónica Benito, Alejandro Barrios, Estela García, Daniel Parra, Jenifer Martín y Samuel Vaughan.

LECTURAS: "20.000 leguas de viaje submarino".


PRESENTACIÓN.

Somos alumnos de 1º de la E.S.O. del instituto Mar de Castilla y vamos a realizar un trabajo muy peculiar sobre el fondo de los océanos. Comenzaremos enumerando los principales elementos del relieve marino, para luego comparar la figura de un aventurero real, Jacques Cousteau, con la figura mítica y ficticia del capitán Nemo, inventada por Julio Verne en su obra "20.000 leguas de viaje submarino". Esperamos que disfruteis de nuestra investigación...

EL AGUA Y EL RELIEVE MARINO.

La mayor parte de la superficie del globo terráqueo está cubierta por el agua. Mucho más que la que corresponde a las tierras emergidas. Hasta el siglo XX, el interior de esta enorme masa líquida era un misterio y, aún hoy, sabemos muy poco de ella. Bajo la superficie del mar se extiende un paisaje de relieve muy acentuado, donde se forma constantemente nueva corteza terrestre, albergando muchas incógnitas para la ciencia. El fondo oceánico sigue siendo el gran desconocido.

La profundidad media de los océanos es de unos cuatro o cinco kilómetros que, comparados con los miles de km que abarcan, nos hacen ver que son delgadas capas de agua sobre la superficie del planeta. Pero la profundidad es muy variable dependiendo de la zona. Podemos diferenciar cinco zonas:
- La plataforma continental es la continuación de los continentes bajo las aguas, con profundidades que van desde 0 metros en la línea de costa hasta unos 200 m. Ocupa alrededor del 10% del área océanica. Es una zona de gran explotación de recursos petrolíferos y pesqueros.
- El Talud es la zona de pendiente acentuada que lleva desde el límite de la plataforma continental hasta los fondos oceánicos. Aparecen hendidos, de vez en cuando, por cañones submarinos tallados por sedimentos que resbalan en grandes corrientes que caen desde la plataforma al fondo oceánico.
- El fondo oceánico tiene una profundidad de entre 2.000 y 6.000 metros y ocupa alrededor del 80% del área oceánica.
- Las dorsales oceánicas son levantamientos alargados del fondo oceánico que corren a lo largo de más de 60.000 km. En ellas abunda la actividad volcánica y sísmica porque corresponden a las zonas de formación de las placas tectónicas en las que se está expandiendo el fondo oceánico.
- Las fosas abisales son zonas estrechas y alargadas en las que el fondo oceánico desciende hasta más de 10.000 m de profundidad, en algunos puntos. Son especialmente frecuentes en los bordes del Océano Pacífico y tienen gran actividad volcánica y sísmica porque corresponden a las zonas donde las placas se hunden hacia el manto.


EXPLORADORES DE LOS OCÉANOS: COUSTEAU Y NEMO.

Jacques Yves Cousteau (1910-1997)

Oficial de la Marina francesa, oceanógrafo y director de documentales cinematográficos, nació en Saint-André-de-Cubzac (Francia) y estudió en la Escuela Naval de Brest. Cousteau prestaba sus servicios a la Marina francesa como oficial de artillería cuando comenzó sus exploraciones marinas. En 1943 él y el ingeniero francés Émile Gagnan perfeccionaron el equipo de respiración de los buzos, un cilindro de aire comprimido conectado a la máscara de la cara a través de una válvula que regula la presión; este equipo le permitió dedicarse horas a su verdadera pasión, explorar las profundidades de los océanos. Llevó a cabo numerosas campañas oceanográficas con su barco, el Calypso. También fue director del Museo Oceanográfico de Mónaco.
Cousteau escribió muchos libros de divulgación del mundo submarino y realizó películas largas, cortometrajes y numerosas series para televisión. Tanto El mundo del silencio (1956) como El mundo sin sol (1966), ganaron el Oscar al mejor documental del año. Pionero en la promoción de campañas para la defensa del planeta, en 1991 recibió en España el Premio Cataluña que otorga el Institut d’Estudis Mediterranis (Instituto de Estudios Mediterráneos), dependiente de la Generalitat (Parlamento catalán).

Capitán Nemo: "20.000 leguas de viaje submarino".

Se trata de un personaje ficticio inventado por Julio Verne para su gran obra 20.000 leguas de viaje submarino. Este hindú, hijo de un rajá, había recibido en Europa una completa educación, con la secreta intención de que un día pudiese luchar, con armas iguales, contra los que él consideraba como los opresores de su país. De los diez a los treinta años, estudió todas las disciplinas y profundizó considerablemente sus conocimientos en las letras, las artes y las ciencias.
Odiaba al único país en el que nunca había querido poner el pie, a la nación de la que había rechazado ofertas y proposiciones. Odiaba a Inglaterra, tanto más cuanto que la admiraba también en más de un aspecto. El hindú no quiso jamás poner el pie en esa nación para él maldita, a la que la India debía su servidumbre.
El yugo inglés iba haciéndose cada vez más insoportable a la población india. Nemo tomó la voz de los descontentos y les inculcó su odio al extranjero. Recorrió no sólo las comarcas aún independientes de la península índica sino también las regiones directamente sometidas a la administración inglesa. Jamás el poderío británico en la India había corrido tanto peligro. El nombre de Nemo se hizo célebre entonces. El héroe que lo llevaba no se ocultó y luchó abiertamente. Se puso precio a su cabeza, y, aunque no surgió ni un solo traidor para entregarla, su padre, su madre, su esposa y sus hijos pagaron por él.
Desesperado y hundido, rehusó la tierra habitada. Buscaría refugio bajo las aguas, en la profundidad de los mares, donde nadie podría seguirle. El científico sustituyó al guerrero. Una isla desierta del Pacífico le sirvió para establecer sus astilleros, y allí se construyó un barco submarino según sus planos. El mar, con sus infinitos tesoros, bastó ampliamente para subvenir las necesidades del príncipe y de su tripulación. Con ello vio logrado su más vivo deseo, que no era otro que el de cortar para siempre toda comunicación con la tierra. Dio a su aparato submarino el nombre de Nautilus y desapareció bajo los mares.
Durante muchos años, el capitán Nemo visitó todos los océanos, de un polo a otro. Llevaba mucho tiempo sin mantener ninguna comunicación con sus semejantes, cuando, durante la noche del 6 de noviembre de 1866, tres hombres abordaron el Nautilus. Eran un profesor francés, su sirviente y un pescador canadiense. Esos tres hombres habían caído al mar, tras el choque que se había producido entre el Nautilus y la fragata de los Estados Unidos Abraham Licoln, que trataba de darle caza.El capitán Nemo supo por ese profesor que el Nautilus, tomado unas veces por un gigantesco mamífero , y otras por un aparato submarino tripulado por piratas, era perseguido por todos los mares. El capitán Nemo habría podido devolver al océano a esos tres hombres lanzados por el azar hacia su misteriosa existencia. No lo hizo, sino que los mantuvo prisioneros, y durante siete meses pudieron contemplar todas las maravillas de un viaje de veinte mil leguas bajo los mares. Un día, el 22 de junio de 1867, esos tres hombres, que nada sabían del pasado del capitán Nemo, lograron escapar, tras haberse apoderado de la canoa del Nautilus. Pero como en ese momento el Nautilus había ido a caer, frente a las costas deNoruega, en los torbellinos del Maelstrom, el capitán creyó que los refugiados se habían ahogado en aquellos espantosos remolinos. Ignoraba que el francés y sus dos compañeros habían sido milagrosamente arrojados a las costas, que los pescadores de las islas Lofoden les habían recogido, y que el profesor, a su regreso a Francia, había publicado la obra en la que se describían y se entregaban a la curiosidad pública siete meses de la extraña y aventurera navegación del Nautilus.

Comparativa...

Nemo y Cousteau reencarnan el espíritu aventurero de los exploradores de siempre. Uno, real, el otro, imaginario, pero ambos con un deseo común: enseñar al mundo los tesoros de las profundidades del océano. Los dos nos muestran un poco más de lo desconocido, ante aquello en lo que todavía, como cita el historiador de Guadalajara Antonio Pérez Henares, el hombre se siente en la Prehistoria. Desconocemos los fondos marinos casi tanto como el hombre europeo del siglo XV desconocía otros continentes. Cousteau y Nemo nos abren una ventana hacia el deseo del saber. Pero hay un problema, ¿y si con la conquista de los fondos oceánicos el hombre acaba con su ecosistema? Respetemos los mares. Cousteau pasó toda su vida luchando por ello.